- Hablar no es lo mismo que comunicar.
- Muchas veces hablamos de un tema pero a través del lenguaje no verbal comunicamos nuestro enojo, burla, rechazo o rencores.
- El lenguaje analógico aparece en unos pocos milisegundos. Entre más emotividad genere una situación, menor será la capacidad de controlar y modificar eficazmente tu comportamiento.
- No basta con comprender al otro, lo que importa es alcanzar un consenso, incluso cuando los puntos de vista sean divergentes.
- A veces ambos miembros se dan cuenta que no sólo su construcción de la realidad se encuentra en riesgo, sino su propia identidad.
- Cuando uno de los dos cede su punto de vista al del otro, el costo emocional puede generar un resentimiento latente que surgirá en el próximo problema.
- Antes que se ceder es mejor aceptar que no se puede llegar a un acuerdo, pero aún así tenderse la mano.
- Si intentas tener la razón a costa de acorralar a tu compañero, ganarás la batalla, pero es muy probable que pierdas la guerra.
- El validar la identidad del otro, es incluso más importante que la intimidad en una relación. Lo central es fomentar emociones positivas y agradables y validar y apoyar al otro.
- El contacto físico es muy poderoso, si las personas se miran y se toman de las manos por unos minutos antes de hablar, la conversación sería muy provechosa. Si no puedes hacer eso, es mejor evitar el diálogo.
- En vez de aferrarte a tu postura, intenta comprender la del otro. Si la imagen de tu compañero se ha deteriorado, el otro lo intuirá y pasarás a ser su amenaza y entonces te atacará o replegará.
- A veces no se resuelven las cosas hablando, antes hay que restaurar la dinámica de la relación. Una mala conversación es peor que no conversar. Pues sólo te abres a conversar si te siente seguro.