1. Los seres humanos a lo largo de toda la vida tenemos derecho a que nuestra salud sexual sea reconocida, promovida y asegurada.
2.Tenemos derecho a lo largo de todo el ciclo vital a una educación sexual adecuada a nuestra edad, que favorezca el desarrollo de recursos y estrategias que posibiliten nuestro placer sexual como un componente de nuestro bienestar personal y relacional.
3. Debemos sensibilizarnos, acorde con nuestra edad, con los temas relacionados con la violencia, el abuso y las agresiones sexuales para, si fuera el caso, denunciar a los agresores/as de nuestro entorno y actuar en defensa de las víctimas.
4. La edad no debe ser un condicionante para que todos respetemos y toleremos la variabilidad sexual y sus diferentes expresiones y manifestaciones.
5. Cualquier momento en la vida es bueno, y nunca es tarde, para modificar actitudes negativas, prejuicios, miedos y mitos que puedan conllevar a una vivencia negativa de nuestra sexualidad o la de quienes nos rodean.
6. Es nuestra responsabilidad adquirir conocimientos básicos sobre la sexualidad humana a lo largo del ciclo vital, y de esta forma conocer los cambios emocionales, fisiológicos y conductuales que suceden en las diversas etapas de la vida; de esta forma podremos adaptarnos de forma positiva a nuestra sexualidad y a la de nuestra pareja.
7. Nunca hay excusas para las conductas sexistas en las relaciones humanas.
La salud sexual promueve la igualdad sexual entre los seres humanos.
8. Nuestras actitudes y comportamientos a lo largo de nuestra vida deben respetar las distintas formas y derechos de expresión de la sexualidad humana.
9. Sea cual sea nuestra edad, y condición física y psicológica, debemos valorar la importancia del placer como un componente fundamental de la salud, el bienestar y la calidad de vida.
10. Debemos asumir las pérdidas afectivas y de pareja como una forma natural de la convivencia, sin que ello nos lleve a conductas desajustadas o violentas.