Las sensaciones en los primeros años de vida no tienen una connotación estrictamente sexual y genital, se percibe de forma ambigua y dispersa.

Los padres y/o personas que los cuidan, serán parte imprescindible de su salud física y psíquica: aprenderá a ser querido y valorado, el desarrollo será posible en un mundo confiable, donde pueden acariciar, tocar, abrazar, etc.
Déficits en los primeros afectos implican déficits en la sexualidad en la vida adulta.
Es una percepción sensomotora, a través de respuestas de placer/displacer, de la risa o el llanto, para supervivir en la fase de mayor fragilidad y vulnerabilidad.