¿Cómo se ayuda a cambiar el Paradigma Patriarcal desde el hombre social en su conducta cotidiana?
Extraído y editado del libro “MASCULINIDAD TÓXICA” de Sergio Sinay
- Un hombre que tiene prioridad y tiempo para atender a sus hijos, para preguntarles y escuchar, para compartir experiencias con ellos, que participa activamente de la crianza de esos hijos, aunque eso signifique postergar un ascenso profesional o resignar un ingreso.
- Un hombre que se niega a morir o a matar en una guerra y afronta las consecuencias de esa decisión.
- Un hombre que, en cualquier actividad (ya fuere comercial, política, deportiva, militar, económica, organizacional, investigativa, científica, tecnológica, cultural o sanitaria) se niega a cumplir órdenes o mandatos inmorales, fuera de ética, corruptos, que dañen a otros, a cualquier ser vivo o al medio ambiente, aunque esa negativa tenga consecuencias económicas o curriculares.
- Un hombre que respeta las leyes y las normas, aunque le obstaculicen el camino o se lo alarguen. Un hombre que se niega a que la corporación que lo contrata pretenda comprarle la vida con el salario y que hace respetar sus horarios, sus ideas, sus necesidades y sus espacios personales.
- Un hombre que cuando siente que ama dice “Te amo’: y traduce su amor en actos y no cree que eso lo convierte en un sometido.
- Un hombre que reconoce cuándo no puede, o cuándo no sabe o cuándo ha sido vencido en buena ley, así fuere en los negocios, como en el deporte, en el amor o en la política, y que no prepara su revancha como primer objetivo.
- Un hombre que actúa en política y no vende sus sueños, sus utopías o su proyecto para un bien común, aunque eso signifique tener menos poder.
- Un hombre que no se vanagloria de victorias deportivas obtenidas a cualquier precio (trampas, violencia, doping, influencias de poderes externos, soborno), que no acepta esos precios y que los denuncia.
- Un hombre que ve en las mujeres algo más que una vagina, un par de pechos o un par de piernas que sostienen unas nalgas turgentes, un hombre que respeta lo diferente de lo femenino y se interesa por conocerlo y honrarlo, un hombre que para ser fuerte no necesita una mujer débil, que para ser sexualmente activo no necesita una mujer sexualmente inerte, que para ser tierno no necesita que su mujer sufra, que para valorizar su modo de ver el mundo no necesita descalificar el de la mujer que está con él, un hombre que pueda escuchar a la mujer sin interrumpir y sin verse obligado a dar respuestas y soluciones, un hombre que se atreve a mostrar a su mujer sus capacidades e incapacidades, su inteligencia y su estupidez, su fuerza y sus flaquezas, su capacidad sanadora y sus heridas.
- Un hombre que acompaña el crecimiento de sus hijos y les transmite confianza y admiración, sin desvalorizarlos cuando ellos se equivocan en la búsqueda o no se amoldan a la expectativa de él, que incluso los autoriza a equivocarse, que los guía con límites firmes y afectuosos y que les garantiza con actos el carácter incondicional de su amor.
- Un hombre que elige a su mujer y que, mientras las razones profundas de esa elección sigan vigentes, la honra siéndole fiel y confiando a su vez en ella.
- Un· hombre que se autoriza a cambiar su vocación cuando una voz interior se lo pide, que se permite ganar menos y disfrutar más, que puede verse desnudo, sin el traje de su oficio y profesión, y disfruta de lo que ve, que no posterga sus prioridades espirituales y emocionales en nombre de la exigencia productiva.
- Un hombre que no arma su identidad según el juicio, el gusto y la opinión de los otros (en especial cuando los otros son personas atadas al paradigma machista), sino que se permite seguir sus gustos y atender sus necesidades.
- Un hombre que renuncia a actividades depredadoras como la caza, el tiro, la tala indiscriminada, la modificación injustificada de paisajes, la construcción destructiva y contaminante, y que se propone respetar todas las formas de vida existencias.
- Un hombre que respeta límites de velocidad, que no sale a la calle a imponerse, que no usa su auto como un arma, que aprende a ir más lento aunque llegue más tarde, que no. cambia su coche frecuentemente sólo para demostrar su poder, y para disimular sus inseguridades, que se priva, de esa manera, de contribuir al consumo estéril, derrochador y contaminante.
- Un hombre que se preocupa por su salud y le da un espacio no marginal en su espectro de ocupaciones, para que de ese modo no sean otros (su familia, la sociedad) los que tengan que cargar con las consecuencias.
- Un hombre que se niega a ser manipulado por quienes le generan falsas necesidades, lo incitan a la competencia fatua, o pretenden seducirlo con ilusiones de poder o identidad, y se niega a rendirse ante el consumismo obsceno, descarado, depredador y contaminador de la sociedad contemporánea.
- Un hombre que abre espacio en su vida para las exploraciones, las preguntas, las búsquedas y las experiencias espirituales (no necesariamente religiosas).
- Un hombre que, en su vocabulario y conversaciones de todos los días, se niega explícitamente a usar palabras como matar, robar, joder (a otros), usar (a otro), coimear o zafar (entre otras afines) y que se propone conscientemente incluir términos como amor, amar, ayudar, pedir, comprender, perdonar, escuchar, aceptar, acariciar o esperar.
- Un hombre que se preocupa menos por la economía y la tecnología y más por la mitología, puede conocer la cantidad de dioses fabulosos que habitan en cada varón, las enormes riquezas y potencialidades físicas, emocionales, psíquicas y espirituales que estos representan, la enorme pobreza interior que sobreviene cuando esos dioses están dormidos o ignorados y la energía creativa que transmiten cuando se los despierta y convoca. Un hombre que, solo o con otros hombres, se propone descubrir los dioses y mitos que lo habitan y los conecta con su vida cotidiana.
- Un hombre que aprende a jugar para divertirse y confraternizar, para intercambiar el estimulante sudor del esfuerzo compartido, que deja de hacer de cada juego (fútbol, tenis, básquet, hockey, etcétera) un campo de batalla.
- Un hombre que admite sus límites, que se detiene en donde estos comienzan y que da lo mejor de sí antes de alcanzarlos.
- Un hombre que compite para superarse en primer lugar a sí mismo, antes que para batir, imponerse o humillar a otro.
- Un hombre que hace de otro hombre su confidente espiritual y su apoyo emocional, que aprende a escuchar el corazón de otro varón sin cuestionarlo, sólo recibiéndolo, y que aprende a abrir el suyo y a depositarlo en las manos de otro varón.
- Un hombre que rechaza explícitamente (de palabra y en actos) la conducta o el discurso machista de otros hombres, así estos sean sus amigos.
- Un hombre que vive de acuerdo con los valores que predica en lugar de predicar valores que no ejerce, un hombre que traduce su amor en hechos concretos de amor, su honestidad en hechos concretos de honestidad, su sinceridad en hechos concretos de sinceridad, su austeridad en hechos concretos de austeridad, su compasión en hechos concretos de compasión, su solidaridad en hechos concretos de solidaridad, su aceptación en hechos concretos de aceptación.
- Un hombre que puede poner límites sin ser violento, un hombre que (ante su mujer, sus hijos, sus amigos, sus hermanos, sus subordinados, sus superiores o ante los desconocidos) puede ser firme y suave, claro y confiable, emprendedor y receptivo,
CAMBIA UNA CONDUCTA Y AYUDA A TRANSFORMAR UN PARADIGMA.