Si se logran vivir, estos ejercicios, como una oportunidad para realizar los cambios que cada uno de los miembros necesita en su desarrollo personal, para renovar todos los acuerdos y los pactos del vínculo afectivo y si además se entiende que esto es un equilibrio dinámico – en el sentido que siempre estaremos reeditando algunas de las áreas que lo constituyen – entonces seremos capaces de alegrarnos del proceso que se abre frente a nosotros y comprender profundamente que “ni está mal estar mal” “ni está bien estar bien”.
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